Encajar las piezas…con grandes beneficios
Los puzles son uno de los juguetes tradicionales por excelencia. Con el paso de los años, los rompecabezas han evolucionado adaptándose a los nuevos tiempos y planteando nuevos retos para los amantes de este juego. De madera, metálicos, fluorescentes, en dos, tres y cuatro dimensiones, planos o circulares, de gomaespuma, corcho…cientos de variables para dar vida a este juego que aporta numerosos beneficios no sólo para los más pequeños, sino también para los adultos.
Los puzles, además, son uno de los juguetes que mejor adaptan su dificultad a la edad para la que van recomendados, así podemos empezar a encajar piezas a partir de los tres años, y seguir planteándonos nuevos retos de montaje hasta los 100.
Pero ¿sabemos los beneficios que aporta este tipo de juego? Desde pequeños aprender a encajar las piezas de un puzle puede ayudarnos a desarrollar la psicomotricidad fina, la atención y la concentración. Además, los puzles pensados para los más pequeños le ayudan a aprender nuevas cosas, como letras, números o colores. Los puzles más sencillos pueden convertirse en nuestros mejores aliados para esto.
Con el paso del tiempo, y con el crecimiento de los peques, los niños son capaces de enfrentarse a retos de mayor dificultad mejorando su capacidad de concentración, su imaginación y creatividad. Poco a poco van descubriendo como, a partir de la imagen de ejemplo, fijándose bien, son ellos mismos los que pueden encajar las pizas de igual modo.
A medida que los peques son capaces de enfrentarse a puzles de mayor dificultad, estos juegos se convertirán en juegos que se pueden compartir en familia (con los padres, otros hermanos, los abuelos).
Y es aquí también donde conocemos los beneficios de los puzles para los adultos. Este tipo de juegos, por la alta concentración y atención que requieren, pueden convertirse no sólo en un entretenimiento para los adultos, sino también en un antídoto contra el stress. Muchas veces los mayores somos capaz de relajarnos observando y encajando sus piezas. También son aptos para los “seniors” ya que los puzles mantienen en forma su mente y su capacidad de atención.
Pero si algo es común a todas las edades, es la enorme satisfacción y felicidad que sentimos cuando colocamos la última pieza de un puzzle. Es, a nuestra manera, una pequeña recompensa tras el esfuerzo realizado.